Música para el alma

Tenía yo un fin de semana espectacular.

Lo acabé escuchando hasta la saciedad la que hoy es mi canción favorita.

El caso es que en tres días se me han revuelto las tripas con varias noticias (incluidos el bullying y los abusos a menores, de los que ya va siendo hora de que hablemos de verdad).

El caso es que llego al jueves buscando un poquito de ánimo así que… aquí dejo el enlace de la canción que a mí me inspira al amor y al buen rollito deseando que, si alguien la escucha, la disfrute tanto como yo.

 

 

 

Anuncio publicitario

Cita

La semilla del bullying

 

Hoy he leído el blog de «descubriendosumundo».

Me parece importante saber identificar nuestras propias experiencias con el maltrato. Porque la realidad es que está en todas partes y en prácticamente todos los entornos.

Si observamos, seguro que vemos un sutil maltrato en algunas conversaciones que escuchamos. Empiezan con una broma, le sigue un comentario jocoso y luego otro y otro. Si el que escucha lo pensara y fuera honest@ con sus valores y principios señalaría la falta de gracia a su interlocutor antes de que llegara a la falta de respeto.

Pero no.

No sé si es porque alivia el hecho de que mientras se hable de otros no se habla de nosotros o porque sentimos cierta sensación de bienestar (incluso superioridad o poder) al esbozar una sonrisa que valida el comentario. Porque es así, esa media sonrisa lo valida. Y validarlo es participar de él.

Son cosas normalizadas.

Y los niños lo ven.

Y les suele costar hacer caso de nuestras indicaciones cuando les decimos algo. Pero copiar los ejemplos que ven… eso es lo que mejor hacen los niños.

Lo siento, pero no parece ser suficiente eso de «en casa no lo aprenden» cuando lo ven en nuestro entorno y no lo hablamos con ellos.

 

Aquí dejo el enlace que inspira esta reflexión:

 

a través de La semilla del bullying

¿Como somos? Como nos hicieron

Princesas…
LAS NIÑAS QUERÍAMOS SER PRINCESAS
Porque nos obligaron.
Porque, desde pequeñitas, nos pusieron coronas, vestidos de tul, ropa que no nos dejaba jugar, porque no la podíamos manchar. Nos dijeron “qué niña más guapa” tantas veces, que nos creímos que era lo que importaba.

Y nos chutaron dosis diarias de príncipe azul, y así nos hicimos yonkies del amor, y aprendimos a necesitarlo para vivir.

Las princesas son guapas, están asustadas y se enamoran del primero que las salva. Y del segundo, y del tercero. Y esperan, encerradas en su torre, sin hacer nada para escapar de ella.

Y nosotras aprendimos a ser como ellas.
Aprendimos a obligarnos a ser guapas, que significa fracasar eternamente en intentar parecerles guapas a los demás.
Aprendimos a esperar a que el príncipe azul nos solucionara la vida, que significa construir nuestra existencia en torno a la idea de conseguir y mantener una pareja, y a sólo así sentirnos completas.
Aprendimos que estas dos cosas eran una pelea, que significa sentirnos amenazadas por todas las mujeres que nos rodean, no vaya a ser que sean más guapas, o que su torre le pille al príncipe más cerca.
Aprendimos a querernos poco, y sólo a costa de lo que nos quisieran otros.

Quedaos con mis vestidos de tul, mi príncipe azul, mi espejo y mi corona. Quedaos con mis complejos, mis miedos, mis vacíos y mis celos. Quedaos con todo eso que me habéis impuesto, que no lo quiero.

Porque necesito sitio para las botas, los libros, los cuchillos, los vasos y los ceniceros. Para los bolis, las fotos, los bocadillos y mis cuentos. Para los condones, la bici, los pinceles y los baberos. Para las cazuelas, los periódicos, el martillo, los clavos y los ligueros. Para bailar, correr, descansar y tirarme en la hierba a ver pasar el cielo. Para mis sueños, mis desastres y mis deseos. Para fracasar y empezar otra vez con mis proyectos. Para mis amigas, mis ligues, mis mujeres admiradas y mis no quieros. Para mi vida, al margen de lo que me aprendieron.

Quedaos con mi reino. Que a mí me hace falta sitio para el mundo entero.

FUENTE:

http://www.faktorialila.com/index.php/es/blog/82-faktoria-lila-web/blog/166-las-ninas-queriamos-ser-princesas

 

 

 

 

Lo extraño

Etiquetas

Es curiosa la manera en que etiquetamos a la gente. Un extraño, en nuestro día a día, es mas fácilmente una persona a la que conocemos, pero no reconocemos en sus comentarios y actos, que un perfecto desconocido.

Así, encontramos extraños a los que no hace tantos años eran amigos íntimos, aunque ahora podemos intimar a través de las redes con gente que no conocemos.

Los años pasan, y con suerte podemos decir que hemos llevado a cabo proyectos, que llamamos o no extraños en función de la aceptación social que tengan en nuestro entorno (que, extraño, se define como de mentalidad abierta). Es bastante probable que, si no los revisamos a ellos y a nosotros periódicamente, incluso acabemos encontrándonos con un extraño frente a cada espejo que nos encontremos de frente.

Resulta extraño ese ¨modo ahorro¨que hemos instalado en nuestras relaciones, donde pretendemos obtener como mínimo lo de siempre aportando lo menos posible

Es extraño, pero parece que cada vez decimos menos, aunque hablemos más (o tengamos más facilidades para hacerlo).

Es extraño, percibes los problemas de la gente cuando les cuesta reirse, sobre todo de sí mismos. Las bromas requieren explicación y, extrañamente, pierden toda la gracia. Con el riesgo de que el interés por sacar a alguien una sonrisa acabe ofendiendo.

 

Un extraño mes de noviembre ha dejado paso al primer día de lluvias de este otoño

 

Pensaba acompañar este post de ¨Extraños¨con algo más movidito pero, extrañamente, he tropezado con el amigo Jhon… Quiero que algo extraño suceda 🙂

 

imagine

 

 

 

El agua caliente

Tenía un amigo que cada vez que te oía decir que te dolía la tripa te ofrecía Omeprazol (protector estomacal) como si fuera mano de santo. Da igual que fuera el estomago, los intestinos o los ovario lo que te diera guerra.
Lo mismo les pasa a los chinos con el agua caliente. Te la ofrecen que parece que puede curar hasta los males del alma.
Es una de las cosas buenas que tienen, hay máquinas expendedoras de agua fría (casi siempre) y caliente en supermercados, trenes…
Me doy cuenta de ello cada vez que viajo. Con tu bote de nuddles deshidratados puedes comer de manera fácil, rápida y barata (lo de mejor o peor…) en cualquier sala del aeropuerto.
En cualquier caso, me siguen sabiendo mejor los bocadillos de lomo o tortilla de patatas. Gracias 😉